Un dieta milagrosa

El hombre es y la medida de todas las cosas

Necesito cuidar mi alimentación, dijo Fermín, mi médico de cabecera. Así que seguiré la dieta que me recetó, y mediré escrupulosamente peso y cantidad de la comida. Estas son mis sofisticadas herramientas:

Una balanza de muelle:

Algo antigua pero le tengo mucho cariño. Con 5 marcas cada 200 g, tiene una precisión de 200/5=40 g, este sería en principio su error máximo de medida. Digo en principio porqué considerando el error de paralaje, ya que siempre estoy medio metro encima de la balanza, podré contar en algunas ocasiones una marca más, y ese error puede llegar a 80 g. Para un plato de pasta abundante de 180 g, el error porcentual puede llegar a ser del 80/180×100%=44%, nada mal.

Un bol:

Es una nueva adquisición, y menos mal, porqué aun guardo la caja que indica su capacidad: 50 cl. ¿Pero tendré 50 cl de leche llenándola hasta el borde o un par de centímetros más abajo? Considerando que el bol es una media esfera, lo lleno casi del todo, mirando la parte interna del bol y quitándole una décima parte de la longitud de arco de un ‘meridiano’ hasta el ‘paralelo 10º’: así resulta una discrepancia de volumen con la semiesfera del 25%[1]. Me estoy empezando a agobiar, y además tengo mucha hambre.

Miro la información nutricional en la etiqueta de la caja de cereales: los nutrientes están medidos en gramos con una precisión de 1 g o hasta de 0.1 g, cuando la medición tiene un digito después del coma. El contenido en vitaminas está medido en miligramos (mg) y microgramos (µg), con precisiones que van hasta la centésima parte de microgramo.

Es cuanto menos llamativo que en dos casos, justo los que más peso porcentual tienen en la cantidad media recomendada diaria, la precisión aumenta desde las cantidades medidas sobre 100 g hasta las que están medidas sobre 40 gramos de producto[2].

Necesito también comer 3 naranjas diarias para la vitamina C: en este caso la unidad de medida es efectivamente ‘la unidad’, exacta y sin posibilidades de errores de medida. Pero pero, ¿naranja de zumo o de mesa? ¿y cuánto debe pesar cada naranja?  

meses después… 

Han llegado los resultados de la analítica, finalmente voy a comprobar el resultados de mis esfuerzos. Habrá más de veinte valores distintos, y unas seis unidades de medidas diferentes. A parte los tipos celulares de la sangre, medidos en %, el resto son unidades muy pequeñas de volumen, de peso y de densidad.

85.0 nanogramos por mililitro (ng/mL) de ferritina, décima de millonésima parte de gramo más, décima de millonésima parte de gramo menos: ¿eso es bueno o malo?

La creatinina está a 1.14 mg/dL, lo han medido de forma muy fina, una precisión de 0.01 mg/mL, un error porcentual de menos del 1%, por algo será… eso 40 gramos de pasta demás.

¿Y esos 31.1 picográmos (pg, milésima de millonésima parte del gramo) de hemoglobina corpuscular media? A lo mejor las naranjas tenían que haber sido de zumo… ¡Pero que veo! ¡un volumen plaquetario medio de 11,2 femtolitros (fL millónesima de millonésima parte del gramo)! Ay Ay, sabía yo que tenía que llenar el bol hasta el borde, hasta el borde mismo.

El día después

Fermín me ha comentado que se nota claramente de la analítica que me estoy alimentando bien, que sigo su dieta disciplinadamente, vamos que estoy bien y voy para mejor. Estoy mucho más tranquilo, pero aun no entiendo como a golpe de mal medir 20 g más o 10 cL menos, mi metabolismo se afino como una maquinaria de precisión, hasta el femtolitro y el microgramo por decilitro: ¿será esto el significado de «dieta milagrosa»?

[1] He hecho unos cálculos aproximativos, doy fe.

[2] La precisión debería del revés disminuir con una muestra más pequeña.

1 comentario en “Un dieta milagrosa”

  1. joaquinsevilla

    Muy divertida la historia. Llena de medidas, unidades y precisiones!! algo muy importante en lo que apenas habíamos entrado.

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