¡Rumbo a un próspero futuro con la Inteligencia Artificial! (?)

Empecé la carrera en física en el año 1998: en el campus de ciencias de Monte Sant’Angelo, Nápoles, al lado de nuestro aula había otra frecuentada por un grupo de pocas personas rarillas. “¿Y esta gente quiénes son?”- «¡Yo qué sé, tío!, Se han apuntado a un nuevo curso de licenciatura, se llama informática…” – “Bah…” (resumen escueto de “¡No es una ciencia!” y “¿Tendrán un futuro laboral?”).

Veinticuatro años después, vivo en simbiosis con una pequeña máquina de bolsillo, que me “sugiere” todos los días lo que deseo y necesito comprar, me indica la mejor ruta de coche para ir al trabajo, y acierta, me pone un nuevo tema de música que me va a gustar, porqué me conoce bien, me escucha y responde a mis preguntas.

Sí, puedo decir que esa cosa extraña llamada informática, y posteriormente su derivación aún más extraña, llamada inteligencia artificial (IA), ha tenido cierto éxito.

No sé decir QUÉ es la IA, tengo una idea muy difusa. Sin embargo, puedo decir CÓMO es la IA: útil, tremendamente útil. Nos sirve a diario en infinitas aplicaciones.

¿Es una ciencia como otras? Definitivamente no: con cierta arrogancia podría desclasificarla como mera cosa de ingenieros, arte de sacar máquinas y aplicaciones útiles a fuerza bruta, a través de mucho ensayo y error con el uso grandes magnitudes de datos. Más allá de esto es la primera ciencia/ingeniería que está modificando la esencia del hombre, su mente.

Física, química, biología, en todas sus distintas ramas, nos han proporcionado un gran conocimiento sobre el mundo y a la vez una vida longeva y de más cualidad, desarrollando objetos y técnicas para que tengamos mejor salud, comida, hogar, transportes. El campo de acción de esas ciencias era dirigido al cuerpo humano. En este sentido, la IA fuerte a través del paradigma conexionista es una disciplina que nos ayuda a investigar y entender mejor precisamente el objeto que nos ponen en relación con el mundo exterior, en su parte física, el cerebro, y procedimental la mente.

Por otra parte, la IA que desarrolla aplicaciones interactúa con la mente humana, y por eso mismo la plasma y la modifica ¿para mejorar nuestra vida? Quién sabe, mientras tanto produce cambios en nuestra forma de ser y de relacionarnos con el mundo, cambios psicológicos, sociales y antropológicos, de forma mucho más impactante y rápida de lo que hubo con la difusión de calefacción doméstica o del uso el tren.

¿Hay riesgos? Claro que sí: vamos camino de la pérdida total de nuestros procesos de razonamiento, de nuestros criterios de elección, de nuestros principios éticos individuales y de nuestras capacidades sociales, camino a ser solo cuerpos físicos a través de los cuales actuarán los procesos decididos por algoritmos inteligentes.

No se asusten, eso no va a pasar, solo me estaba riendo de lo que decía un amigo un poco tocado de la cabeza. En realidad la IA es una gran herramienta de desarrollo de la humanidad, ¡cuántas sorpresas nos dará en el próspero futuro!  

Me apetecería seguir escribiendo, pero ahora tengo que irme, la máquina de bolsillo me ha dicho que tengo que encontrar una chica que me va a gustar (con probabilidad 87%) en el pasillo de la facultad de ciencias, donde tenía mis clases antaño. Luego, el algoritmo del Noodle, manda que tenemos que ir a la pizzería Domino’s Pizza, que coincide en un 95% con nuestros gustos, y finalmente pasaremos una fantástica noche en mi casa, escuchando un bonito disco de Trap-trash que el algoritmo de Spitillofy emitirá (probabilidad correlacionada de gustos al 98%). La noche terminará con dos grandes gemidos de placer, lo dice el Tiririnder (probabilidad 86% para mí, 91% para ella).

¿Dónde estaba el aula? Ya no recuerdo… qué raro, después de haber estado ahí todos los días durante 5 años…

“Nooodle! Dame la mejor ruta para ir…”

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