María y Sam, historias de microbiología, capitulo I
María y Samuel son dos estudiantes universitarios de Barcelona, comparten en Sants un piso en Carrer Candida auris n. 1, 2º bajo derecha. Un domingo por la media mañana…
Samuel: “Menuda noche ayer, ¡que hambre tengo! Venga María, te preparo un desayuno rico: tostadas, un poco de fruta… mmhh… que desastre…”
María (bostezando en el sofá): “¿Qué pasa?”
S.: ”Pasa esto, no podemos seguir así tía, hay que guardar bien la comida, revisar la nevera, ya lo hablamos mil veces…[1]”
M.: ”Relájate Sam, esto es nuestro gran amigo Rhizopus stolonifer, es inocuo. No me pongas esta cara: es un tipo de hongo inofensivo, tu que eres de letras lo conocerás cómo «moho negro del pan«[2], este hongo también puede colonizar y atacar las frutas maduras, como nuestras fresas, porqué tiene un alto contenido en azucares. ¿Te recuerdas que suaves estaban y que sabor acidulo los melocotones de la semana pasada? Pues también era eso.”
S.: “Por eso tuve esa diarrea terrible!”
M.: ”No majo, eso fue casi seguramente una bacteria, un tipo de Escherichia choli. ¿Recuerdas tu costumbre de recoger los cubiertos o trozos de pizza, cuando se caen al suelo, el mismo suelo que deberías haber fregado hace días en tu turno de limpieza, y ponértelos directamente en la boca?”
S.: ”Venga ya, si los he recogido enseguida! Es la regla de los…”
M.: ”…la regla de los 5 segundos, claro, si recoges algo del suelo dentro de 5 segundos no se contamina: es mentira![3] Asúmelo, están aquí, nos rodean y se van a quedar: es ley de vida, este piso lo compartimos con toda esa microbiota”
S.: ”Minions… bio… eco… que? Otra vez hablando chino! Mira que ayer estuve toda la noche estudiando en la biblioteca para el examen de la próxima semana, y tengo la cabeza como un bombo!”
M.: ”Parece mentira que vives con una bióloga, y pronto investigadora en microbiología (si sale la beca, claro…), la microbiota es la maravillosa comunidad que tenemos en casa, microorganismos de todo tipos: bacterias, hongos, viruses, que viven y colonizan. Siempre hay que llegar a un equilibrio con ellos, con tratos, mediaciones, luchas, guerras. Por cierto, tu turno de limpieza de la semana, ¿novedades?”
S.: ”Todo en orden jefa, he emprendido una guerra sin piedad contra toda la microbiota del suelo del comedor, ahora podemos hasta comer en el suelo hasta 5 minutos, que digo, ¡50 minutos!”
M.: ”Me extrañaría…”
S.: ”Y el inodoro está superlímpio, lo he rematado con lejía.”
M.: ”Recuérdate de satisfacer tus necesidades primarias sentado, como un hombre moderno, y sobre todo de tapar la taza: eso lo deberías saber tú, porqué debería estar en los manuales de historia ‘antigua’: en los años setenta en Arizona descubrieron que, cuando le das a la cisterna, una nube de bacterias y virus fecales salta del inodoro y puede flotar en el ambiente durante dos horas. ¡Ojo!”[4]
S: “Me estas agobiando María, están de verdad en todo, y lo colonizan tan rápidamente ¡malditos bichos! Y yo que pensaba que las únicas bacterias que entraran en esta casa eran las Lacasitas de mis yogures, esas que ayudan el sistema inmunitario…”
M.: ”Lacticaseibacillus casei, es una bacteria del microbioma, es decir es una de las muchas especies bacterianas de tu boca y tu intestino”
S.: “Horror, ¿hay muchas más dentro de nosotros?”
M.: ”Si, hay muchas más! ¿Te recuerdas cuando hace unos años nos tomaron una muestra de saliva en el cole, estos investigadores que decían graciosamente “¡saca la lengua!”? En ese momento éramos parte de un bellísimo experimento para el estudio del microbioma bucal entre los estudiantes de todo el país, buscando analogías y diferencias. Creo que fue por eso que me apunté a biología…”
S.: “¡Ah ah! Y se sabe algo de eso, seguramente el maravilloso microbioma catalán destacó…”
M.: “Para nada, de hecho se han identificado dos tipos principales de microbiomas, i.e. estomatotipos, que representan dos equilibrios diferentes del ecosistema bucal, pero el mapa general no muestra diferencias importantes entre las distintas comunidades españolas. Lo que juega un papel importante es la composición del agua del grifo de cada región, ya que sales e iones en el agua tienden a correlacionar con aumentos o disminuciones de según que bacterias. Pero también encontraron algo que habla de ti: encontraron correlaciones entre consumo de alcohol entre adolescentes y el aumento de géneros con especies patógenas como Mycoplasma, o Treponema. ¿Tu empezaste a beber a finales de la ESO o me equivoco?”
S.: “Ya lo he dejado, y lo sabes. Ahora solo me embriago de manuales de historia contemporánea, ayer estuve toda la noche en la biblio.”
M.: “¿Y si tomo unas muestras de las suelas de tus zapatos, pasándoles un algodoncito? Así, por pura curiosidad científica. ¿Apostamos a que si las voy analizando en el laboratorio de la uni, en unas semanas te digo donde has estado ayer por la noche? Las bacterias que recogemos en las suelas, entre una pisada y otra, suelen revelar muchos secretos.[5]”
S.: “¡Bandera blanca, me rindo! Me fui al concierto de Klebsiella pneumoniae, verás, tenía muchas ganas, y llevo días obsesionando con el examen…”
M.: “¡Te pille! ¡Ten cuidado con una microbióloga en casa, y pórtate bien! Por cierto Lacticaseibacillus casei, no ayudan al sistema inmune, la industria alimenticia te está timando con la estrategia de los asteriscos, pero esta es otra historia.”
[1] https://twitter.com/gominolasdpetro/status/1215404858192297986
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Rhizopus_stolonifer
[3] https://news.clemson.edu/clemson-food-safety-expert-describes-common-habits-that-can-spread-diseases-and-germs/
[4] https://www.elcorreo.com/sociedad/salud/microbios-andar-casa-20171018163547-nt.html?ref=https://www.google.com/
[5] https://microbiomejournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40168-015-0082-9
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